Nuestro Huerto
Historia
Hace años, nuestro centro empezó un proyecto de huerto escolar -se construyó un invernadero, se plantaron verduras, árboles, frutas, etc. Iba bien, pero al final la coordinadora se fue del centro, y el huerto se abandonó.
Luego, en el curso 2019/20, un pequeño grupo de docentes del centro reavivó la idea del huerto escolar.
en el IES Santa Lucía del Trampal, ya que de esta manera podríamos eseñar a nuestro alumnado el valor del medio ambiente, habilidades importantes como el trabajo en equipo, las recompensas del trabajo, y tantísimas cosas más. Y, claro, el trabajo en el huerto nos dió oportunidades de simplemente pasarnoslo bien en el insti, experimentarlo como nuestro centro. O sea, en palabras técnicas, a motivar nuestro alumnado,
Empezamos, por lo tanto, a rehabilitar este cacho de tierra abandonado -fue un esfuerzo importante, pero tuvo sus recompensas.
Después de mucho trabajo, el huerto iba bien. Habíamos limpiado el terreno, hecho surcos, podado algún árbol, plantado una buena variedad de hortalizas, y desarrollado unos proyectos muy prometedores. Nos lo habíamos pasado muy bien, y habíamos hecho progreso real.
... y vino la pandemia
No lo pudimos saber, pero el curso 19/20 no era el mejor curso para empezar un proyecto así. Antes de poder recoger nuestros primeros productos, llegó la pandemia del covid -el centro se cerró, y tuvimos que abandonar el huerto otra vez. Algunos de nosotros lograron mantenerlo más o menos vivo, pero el proyecto se había parado en seco.
Volver
Este curso, 2021/22, seguimos en pandemia. Sin embargo, los centros escolares están abiertos, y parece quepor fin hemos vuelto a cierta estabilidad -la estabilidad que necesitamos como para volver al huerto. Dicho y hecho: a principios del curso 2021/22, nos lanzamos a reavivar el huerto. Nos constituimos como grupo de trabajo, empezamos a preparar el terreno (y a formarnos, que hacía falta saber más, no sólo tener ganas), desarrollar nuestros proyectos, y ¡manos a la obra!
Nuestro centro, su entorno, y su gente
Estamos en Alcuéscar, en el extremo sur de la provincia de Cáceres, a medio camino entre Cáceres-capital y Mérida y muy cerca de Montánchez. El IES Santa Lucía del Trampal es un centro pequeño y rural, con todo lo que eso implica: trato personal, nos conocemos bien todos, pero la mayoría del alumnado tiene muy pocas posibilidades de obtener ayuda en casa, y una sección importante del alumnado tiene cierto desapego a la educación formal. Sin embargo, nos movemos mucho: hay radio escolar, proyectos Erasmus+, una biblioteca prácticamente hiperactiva, proyectos a no poder más, y docentes que también son YouTubers (Joscha de Inglés, por ejemplo).
Y ahora, por supuesto ( 😉 ) tenemos el huerto otra vez: un espacio para desarrollar proyectos prácticos, para fortalecer los aspectos pedagógicos de la vida escolar, para experimentar, y para aprender valores como el trabajo en equipo, el respeto, la solidaridad y, claro está, el respeto al medio ambiente.
El terreno
El terreno del huerto es bastante grande, pero sí un poco marginal: la tierra contiene mucha piedra y hasta restos de cerámica y otros desechos de construcción de tiempos pasados, cuando era parte del terreno de una fábrica. Más, no nos engañemos, los alrededores de un centro educativo tienden a contener una cantidad poco agradable de bolsas de gusanitos y plásticos parecidos. Supuso mucho trabajo quitar todo eso, o por lo menos reducirlo a un nivel llevadero.
La mitad norte recibe bastante sol de mañana pero cuenta con unos pinos que dan mucha sombra y, por desgracia, también a veces son infestados por las temidas orugas procesionarias.
La mitad sur recibe pleno sol a mediodía y por la tarde, pero no tanto por la mañana. Aquí hay dos olivos, y al quitar la maleza nos encontramos con muchos ajos que habían sobrevivido los años de abandono. Eran muy pequeños, pero de buen sabor y, gracias a la selección natural, muy, pero que muy resistentes: nuestras primeras semillas.
El suelo está entre arcilloso y arenoso, bajo en contenido orgánico pero rico en minerales. Retiene bien la humedad pero se vuelve muy duro y bastante polvoriento cuando se seca. Cuando sí ha llovido se transforma en un barro que ... digamos que el equipo de limpieza no lo aprecia mucho.
Comienza el trabajo
Ya a finales de septiembre, principios de octubre comenzamos el trabajo en el huerto: un señor del pueblo nos lo había arado, y tocó hacer surcos, plantar y sembrar. Poco a poco, estamos convirtiendo ese terreno abandonado en un huerto escolar en pleno funcionamiento.
Las semillas y los plantones cuestan dinero, y eso es algo que no exáctamente sobra en nuestros centros educativos. Sin embargo, el IES Santa Lucía del Trampal de nuevo pudo tirar de sus docentes: apenas dicho que íbamos a reavivar el huerto, algunos de ellos donaron semillas y plantones, herramientas y abono. Y nuestro alumnado, en buena parte, se lanzó con entusiasmo y ganas.
Comentarios
Publicar un comentario